viernes, 2 de octubre de 2009

¿Es una crisis capitalista o el capitalismo es crisis?

El capitalismo "sin crisis" tolera que haya en el planeta: (población 6 mil millones aprox.)

* 950 millones de hambrientos
* 2.000 millones de pobres
* 1.000 millones de desempleados
* 50% de la población mundial activa subempleada o trabaja en condiciones precarias
* 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable
* 113 millones de niños sin acceso a educación y 875 millones de adultos analfabetos
* 12 millones de niños mueren a causa de enfermedades curables
* 13 millones de personas mueren cada año debido al deterioro del medio ambiente
* Casi 15.000 especies en peligro de extinción, entre ellas la cuarta parte de los mamíferos

Todo esto sucedía antes de la crisis capitalista de finales del año pasado y sin embargo era una situación "normal". Lo que demuestra la superior eficacia y resistencia del capitalismo es que todas estas calamidades humanas que habrían invalidado cualquier otro sistema económico no afectan a su credibilidad ni le impiden seguir funcionando a pleno rendimiento.
Es precisamente su indiferencia mecánica la que lo vuelve natural, invulnerable, imprescindible. El socialismo no sobreviviría a este desprecio por el ser humano, como no sobrevivió en la Unión Soviética, porque está pensado precisamente para satisfacer sus necesidades; el capitalismo sobrevive y hasta se robustece con las desgracias humanas porque no está pensado para aliviarlas.
Ningún otro sistema histórico ha producido más riqueza, ningún otro sistema histórico ha producido más destrucción. Basta considerar en paralelo estas dos líneas (la de la riqueza y la de la destrucción) para ponderar todo su valor y toda su magnificencia. Esta doble tarea, que es la suya, la hace mejor que nadie y en ese sentido su triunfo es inapelable: que haya cada vez más alimentos y cada vez más hambre, más medicinas y más enfermos, más casas vacías y más familias sin techo, más trabajo y más parados, más libros y más analfabetos, más derechos humanos y más crímenes contra la humanidad.
¿Por qué tenemos que salvar eso? ¿Por qué tiene que preocuparnos la crisis? ¿Por qué nos conviene encontrarle una solución?
Las soluciones que proponen, y aplicarán, los gobernantes del planeta aceptan, en cualquier caso, la lógica inmanente del beneficio ampliado como condición de supervivencia estructural: privatización de fondos públicos, prolongación de la jornada laboral, despido libre, disminución del gasto social, desgravación fiscal a los empresarios. Es decir, si las cosas no van bien es porque no van peor. Es decir, si no son rentables 950 millones de hambrientos, habrá que doblar la cifra.
El capitalismo consiste en eso: antes de la crisis condena a la pobreza a la tercera parte de la humanidad; en tiempos de crisis, para salir de ella, solo puede aumentar las tasas de ganancia aumentando el número de sus víctimas.
Es un sistema que se parece más a un virus que a una sociedad. Puede preocuparnos que el virus tenga problemas para reproducirse o podemos pensar, más bien, que el virus es precisamente nuestro problema.
El problema es que esta crisis reveladora, potencialmente aprovechable para la emancipación, alcanza a una población mundial sin conciencia (pero despertando) y a una izquierda sin una alternativa elaborada.
En un mundo con muchas armas y pocas ideas, con mucho dolor y poca organización, con mucho miedo y poco compromiso, la barbarie se ofrece al por mayor.



Fuente: Red Latina Sin Fronteras

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